lo que no es mío

Me desabrocho la camisa: ahí el nudo que me aprieta el pecho.
El puerto seguro es el de las viejas costumbres perniciosas.
En el horizonte más cercano, a mi espalda, está el pájaro viajero que me enseñó a vivir de flor en espina.
Así cualquiera se queda en los huesos.
La diferencia entre ayer y hoy es conocimiento y Pequeña Rama; soy más vieja, tengo más experiencia.
Y hay un horizonte lejano, entre brumas, misterioso.
Detrás de una alta cordillera, sé que está el mar de mis sueños esperándome.
Me imagino flotando allí, libre.

¿Cómo aceptar un hermoso vestido debiendo tantas cosas?
No me alcanza para devolver lo que no es mío y sin embargo me comí.
Un filete, unas hojas de lechuga, qué poca cosa, ¿no?
Pero ahí está la cuenta y hay que pagarla.

Me huyen los sueños.

Una y otra vez me pregunto qué hago aquí y cómo saldré de esta habitación que cada vez es más pequeña.



Tengo que abandonar mis alas.

Dejaré demasiado detrás de mí.

Y si me quedo aquí...
Ay, si me quedo aquí.

Tal vez me marchite.

(te quiero)

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